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Primeros paseos en bicicleta

El viernes pasado recibí la bicicleta a eso del mediodía. La BH OVER X 10, como la de la foto:

Tengo que decir que es preciosa, en gris y negro, y que el acabado parece de calidad para haber costado sólo 199 euros (precio original de 259).

Como llegó a la hora de comer, esperé a terminar mi ración de sopa de pescado (con sus tropezones de merluza y gamba, como debe ser) para abrir la caja y acordarme del SEÑOR IKEA. ¿Por qué el manual de instrucciones es tan pequeño?

En fin, tras hora y pico de montaje, ajuste del freno delantero (menos mal que el trasero venía montado) e hinchado de ruedas, salgo a la calle contento, pero algo no va bien. ¡Había montado el manillar del revés! Y lo peor es que con las ganas del estreno ni me había dado cuenta de que tenía cambios y frenos en las manos equivocadas. En fin.

Para el primer paseo opté por el Paseo de La Concha, para volver por las Universidades sacando todo el provecho posible al plato grande y al amortiguador delantero, y yendo mucho más rápido que con la bici de paseo. Llegé a la cuesta que sube al túnel de Morlans, pero como la subida era cómoda con el plato pequeño y jugando con los piñones, decidí tirar para arriba lo que pudiese… hasta que me vi en Ayete. Llovía y estaba empapado en sudor por culpa del impermeable, pero me daba igual. Había llegado a uno de los altos de la ciudad yo sólo, con mi propio esfuerzo.

El sábado cambié de posición el manillar y las cosas fueron mejor. Tras una incursión por el reformado paseo por el Urumea hasta Loyola, volví y me metí hacia Eguia por una cuesta suave, que pude superar con el plato mediano. Tengo que decir que no me motivó mucho la idea de subir al cementerio no por la pendiente, sino porque no me gusta la idea de ir por una calle de un único carril y bloquear el tráfico. Otro día quizá sí, pero no entonces. Así que fui hacia el campus de la Universidad de Deusto, por Mundáiz, y de ahí bajé por la otra orilla del río hacia el Kursaal.

Seguí por el Paseo Nuevo, con el plato grande y gozando porque voy más rápido, por un lado por la máquina y por otro por los kilos de menos. Y cuando llegué al Aquarium dije, «¿por qué no?». Toqué los cambios y me metí directo hacia Urgull por el Paseo de los Curas, subiendo luego hacia la Batería de las Damas y de ahí por la ladera que da sobre el Paseo Nuevo. Alguna de las rampas se me hizo durísima, pero aguanté el tipo lo que pude. Llegué a un cruce y podía seguir hacia la Batería de Santiago, bajo el Castillo, o seguir hacia delante con algo menos de cuesta. Tomé esa opción, y bajé por la galería de tiro y el Baluarte del Mirador hacia la Parte Vieja, junto a la Sociedad Gaztelubide. Una pendiente enorme y resbaladiza en la que decidí echar pie a tierra porque no me veo preparado todavía. Mejor no tener un accidente los primeros días.

Ayer domingo descansé. Me dolían algo las piernas y el culo, pero estaba contento con lo conseguido. Pueden ser los primeros pasos hacia nuevas metas. No digo subir el Tourmalet, pero sí poder hacer rutas en bici por la ciudad y alrededores.

JR

Una «casi maratón» por la Real

Empezó el viernes pasado a las 19 horas y terminó el domingo al mediodía. Más de 80 km, desde el santuario de Nuestra Señora de Aránzazu en Oñate hasta la Plaza de la Constitución en Donosti. Un recorrido similar al que hicieron los héroes de la primera liga en El Molinón, en 1981. Pero en lugar de en autobús, a pie. Caminata. Empezamos 40. Luego nos quedamos unos 20. Y para el final, casi 50 fieles seguidores txuriurdines.

Efectivamente, estuve en la marcha a Aránzazu.

Bajo el lema «Herri bat, talde bat, elkarekin lehen mailara», que significa «Un pueblo, un equipo, juntos a primera división», varias peñas de la Real Sociedad organizaron la marcha. Dos furgonetas y un coche de apoyo, a los que se nos unió un camión del año 71, vehículo histórico, en Zumárraga. Agua y Aquarius para todos. Y un objetivo: llevar la pancarta y completar la marcha, aunque fuera a base de relevos.

Hubo tres intrépidos, Javi, su hijo Arkaitz y Manolo, que completaron el recorrido. Yo no pude tanto, y tengo que decir que midiendo con el Google Earth me salen unos 40 km de trayecto en mis piernas, que dijeron basta a las tres de la madrugada más o menos en Beasain (a los medios de comunicación, es Beasain y no Beasaín, nótese que no lleva tilde). Tras unas horas en la furgoneta de PLAKODUR, gran empresa de escayola y pladur que colaboró con la marcha, me recuperé al final de Lasarte y pude llegar a Donosti andando.

Para mí fue una gran experiencia y sobre todo una superación. Son cosas que con 180 kilos encima no se pueden hacer, pero con 117 sí, y además pierdes un kilo fácilmente. Es una experiencia que me reafirma en una idea: OPERARME HA SIDO LA MEJOR DECISIÓN DE MI VIDA.

JR

PD: Salimos en muchos medios, como El Diario Vasco, EITB, Telecinco, La Sexta, El Mundo Deportivo… y os dejo un enlace a la web de EITB donde podéis ver un vídeo de la marcha. También nos llamaron de Radio Olé, Argentina, y me acordé mucho de Izaskun y de los Oyarzabal de Rosario, de madrugada y por Legazpi.

ENLACE A LA WEB DE EITB

Ulía completa la «Triple Corona»

Basta una breve búsqueda en la Wikipedia para darnos cuenta de que en este mundo hay varias triples coronas, excluyendo la tiara papal. La tenemos en el fútbol (también llamada Triplete), en el VI Naciones de Rugby (entre los clubes de las islas británicas), en el ciclismo (ganar las tres grandes como hizo Alberto Contador) o en el béisbol, aunque hoy os voy a hablar de hípica y de montes. Porque Donosti tiene hipódromo y tres montes.

Hace más de un año mi buen amigo HARITZ escribió en su blog, «La portería de frutas» un post sobre Seabiscuit, el caballo ganador. Unía su pasión por los caballos y su pasión por la Real Sociedad. Yo hoy os voy a traer la historia de Secretariat y su conquista de la Triple Corona de EE.UU. Tres hipódromos, tres estados y muy poco tiempo de recuperación entre el Derby de Kentucky, la Preakness Stakes en Maryland y la Belmont Stakes en Nueva York. Sólo 11 caballos la han ganado y Secretariat fue el noveno en hacerlo, en 1973.

Secretariat

Donosti tiene tres montes que hacía años que no pisaba, pero que me había propuesto subir de nuevo. Y así el martes día 18 lo hice. Subí a Ulía.

Cabreado todavía por el robo de la bici, me vestí de corto y salí de casa. Tenía dos horas por delante, así que puse la directa. A diferencia de Igeldo o de Urgull, no me acordaba de los caminos de Ulía, aunque sí que recordaba un sendero que subía por Monpás, por encima de la última zona que Tutankodón I quiere hormigonizar. Así que fui directo hacia arriba desde la Avenida de Navarra, dejando de lado la casa solar de los Oquendo y la Escuela de Idiomas. Subida fuerte, empinada, y unas escaleras que me hacían recordar los pasajes de «El Retorno del Rey» en los que Frodo, Sam y Gollum entran en Mordor a través de la escalera negra.

Y de repente, un desvío. A mi derecha, más escalera y una flecha que indicaba «merendero, 10 minutos». A mi izquierda, cuesta. Opté por la escalera. Error. Me llevó a la carretera de acceso en coche, así que con poco tiempo subí por ella y llegué al merendero. Ahí tomé la cuesta más empinada y casi me paso del tiro pichón y de mi objetivo: las rocas de la Atalaya del Ballenero, mirador natural desde donde antiguamente se oteaba el horizonte en busca de estos grandes mamíferos, vitales para la economía del puerto donostiarra.

Al final, me subí a una de las rocas y miré hacia el mar: el Cantábrico estaba radiante, pero ya no quedaban ballenas. Bajé, crucé las obras financiadas por el Plan E, que tanto afean el monte y seguí por el merendero. Ahí encontré el sendero de Monpás, y por él bajé. Me crucé con varias señoras con perros. Y al final del sendero, el cruce donde tomé la escalera.

Estoy muy contento. Tengo la Triple Corona. Un triplete. Ahora toca buscar metas más altas.

JR

PD: El sendero de Monpás, dirección de bajada hacia Donosti, es parte del Camino de Santiago por la costa. Que sepáis que no me olvido de lo que escribí hace un tiempo en este mismo blog.

PPD: Os dejo dos «momentos Secretariat». Uno, el cartel de su legendario combate con Mike Tyson en Aguas Internacionales. Otro, el trailer de la película que Disney va a sacar sobre este «jamelgo».

BLOG «AMIGOS DE ULÍA»

Después de andar, correr

Esta Semana Santa he empezado a correr. Llevaba tiempo con ganas de salir a la calle a correr, aunque el tiempo no acompañaba. Tampoco me apetecía correr por Donosti, que hay demasiada gente y mucho «profesional» del tema. Así que he aprovechado la soledad de La Rioja para empezar. Eso sí, cuando el tiempo ha acompañado que no ha sido mucho.

¿Por qué correr? Pues porque en media hora de ejercicio quemo aproximadamente el doble de calorías que andando. Vamos, que puedo cambiar mis paseos de hora y cuarto a tope por una media hora de footing, y a partir de ahí todo lo que haga es una «propina». Si es que puedo, porque la verdad es que tengo poco fondo físico y me «quemo» en seguida.

¿Cómo hacerlo? Para quemar calorías en un ejercicio, esto es, para tener resultados, hay que «darle caña» al corazón hasta que funcione a un 60% de la frecuencia máxima a la que puede latir. Esta frecuencia máxima se puede calcular mediante una prueba de esfuerzo, aunque teóricamente y siempre y cuando no haya enfermedades es el resultado de restarle nuestra edad a 220 si somos hombres o 226 si sois mujeres. En mi caso, mi frecuencia máxima sería de 193 latidos por minuto.

Tengo un pulsómetro que me costó 19 euros. Sencillito. Me ayuda mucho, ya que pita si supero la frecuencia máxima o estoy por debajo de una mínima. Así, en los paseos procuro ir a unas 130 pulsaciones, y haciendo footing mantenerme en unas 170 pulsaciones por minuto. Siempre por encima del 60% de la frecuencia máxima.

También hago estiramientos antes y después de correr, y al acabar no paro en seco, ando unos 5 minutos.

Así hago más ejercicio, o al menos tengo la sensación de hacer más. Aquí no tengo báscula así que no se cuanto estaré perdiendo ahora o no, porque he abandonado un poquito la dieta estos días aunque sin pasarme en cuanto a calorías. Ya veré los resultados a la vuelta, si voy ganando fondo físico y si por fin puedo hacer footing con los amigos a su ritmo.

Eso sí, tengo unas agujetas…

JR

PD Os adjunto un enlace con una TABLA DE CALORÍAS que se queman con cada media hora de diferentes ejercicios.

Mismo paseo, mitad de tiempo

© de la imagen Image Europe y Ayuntamiento de San Sebastián. Fuente Google Earth.

Tengo que aprovechar a tope estos días, porque el fin de semana han anunciado una ola de frío con nevadas, de nuevo, a 200 metros y posibilidad de nieve en la costa el domingo. Se que no hay que fiarse de los pronósticos a largo plazo, pero si va a hacer frío en unos días es mejor salir todo lo que pueda entre hoy y mañana.

Y eso es lo que llevo haciendo varios días. Paseo largo. Y procuro hacer siempre la misma distancia, 6 kilómetros 600 según Google Earth y casi 8 kilómetros según el GPS del móvil, que alguna que otra vez se atasca. Tirando por la calle del medio, serán unos 7 kilómetros de distancia.

Siempre salgo de casa a ritmo suave, paseando tranquilamente. Más o menos 15 minutos de calentamiento. Y cuando llego al puente de Mundaiz, caña. Voy aumentando la velocidad progresivamente hasta que llego al máximo cuando estoy en la estación. Y trato de mantenerlo todo lo que pueda. A veces me tengo que parar en los semáforos, pero es importante volver a recuperar. Ir en ese punto de andar rápido pero no correr, y a punto de notar la fatiga en las piernas pero pudiendo seguir. Es cuestión de sensaciones.

Luego rodeo todo el barrio de Gros hasta que llego al Kursaal. Ahí, me meto por el Paseo Nuevo dando toda la vuelta. Si hace viento mejor, ya que por el sentido en el que voy suele dar de cara y ayuda a que el esfuerzo sea mayor. Los vientos previos a la ciclogénesis fueron un entrenamiento estupendo. Después sigo por el puerto, disfrutando con el olor a verdel recién pescado, y sigo por la bahía hasta el balneario de La Perla, a veces un poco más. En ese  punto noto el cansancio y necesito parar, pero no lo hago. Bajo la marcha y ando tranquilamente hasta volver a casa.

Creo que repetiré este paseo siempre que quiera demostrarme a mí mismo que voy mejorando, pero no será el único ya que me gusta que haya cuestas de por medio.

No es un entrenamiento de fondista, ni mucho menos, pero me siento fenomenal mientras lo hago. Ah, y sudar, lo que es sudar, sudo bastante menos que antes.

CONSEJOS PARA VUESTROS PASEOS

  • Elegid bien la ruta. Si sabéis que os vais a cansar haced una ruta corta o lo que hacía yo al principio, seguid una línea de autobús. Así podremos volver a casa desde una parada si nos cansamos.
  • Calzado cómodo. Más importante que la ropa (yo pocas veces voy en chándal y sí con vaqueros) es el calzado. Que sea cómodo.
  • Cuidad la garganta. Es por donde entra el frío. Un buff o una bufanda vienen de maravilla.
  • Música. Es vital. Además, mi iPod se alía conmigo y me pone canciones que me dan marcha en los momentos difíciles, como «Eye of the Tiger» subiendo escaleras. Os dejo el vídeo.

JR